Ryse: Son of Rome

La historia del título nos lleva a la antigua Roma, metiéndonos en la piel de Marius Titus, un legionario romano con el que tenemos nuestro primer contacto durante el asedio de Roma por parte de las fuerzas Bárbaras. Con una ciudad en llamas y plagada de enemigos aprenderemos a controlar a este hábil combatiente, mientras tratamos de ayudar al propio Emperador Nerón para que no caiga en las manos del enemigo. Los primeros minutos resultan espectaculares, con un detalladísimo modelado de Roma y varios momentos absolutamente sorprendentes desde el punto de vista visual. Sin embargo, la historia de Ryse: Son of Rome no comienza a despegar hasta que acaba este episodio y comienzan los flashbacks del protagonista.
Serán ocho capítulos de la campaña para un jugador, aproximadamente 4 a 5 horas de juego -nosotros lo hemos jugado en la dificultad más alta seleccionable por defecto, hay una más para cuando lo acabemos-. El viaje nos llevará a Bretaña, a las tierras más allá del muro y de vuelta a Roma para una parte final en la que el título gana en interés gracias a un par de giros argumentales no demasiado sorprendentes, pero sí muy efectistas. En líneas generales no puede decirse que el argumento que maneja Ryse: Son of Rome sea merecedor de demasiados piropos, pero resulta extrañamente familiar en el estilo más típico de historias épicas como Gladiator o incluso 300. Es decir, que cumple y por momentos emociona, aunque la variedad de situaciones que presenta no sea precisamente lo más interesante del programa deCrytek


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